Amamos
sin saber que lo hacíamos.
Como quien respira
y no piensa en el aire.
A veces queremos huir,
cerrar los ojos,
borrar el nombre de la piel.
Pero el amor no se apaga con deseo.
Se queda.
Y entonces elegimos:
qué hacer con el incendio
sin saber que lo hacíamos.
Como quien respira
y no piensa en el aire.
A veces queremos huir,
cerrar los ojos,
borrar el nombre de la piel.
Pero el amor no se apaga con deseo.
Se queda.
Y entonces elegimos:
qué hacer con el incendio
